UN AMOR EN LONTANANZA

 

De qué vamos a hablar cuando el viento se detenga
y las nubes dejen de soltar su llanto humedecido,
dándole paso al sol, el cual, con el orgullo herido
quizá no alcance a brillar todo lo que convenga.

No quedarán palabras para describir lo acontecido
ni ejemplos para dar al alma doliente, que se acuna
en los sutiles brazos de un amor otrora contenido
y ahora dispuesto a llegar si hace falta hasta la luna

en pos de una ilusión sobrevenida, embutida en su ego
despiadada en las formas y estúpida en los modos
actuando contra todo y contra todos con total desapego
insípida en su gusto al paladar, fea cual Cuasimodo, 

pero por otra parte, espléndida y sensual en su agonía,
la cual no deja huella que no sea el vacío mas extremo
quizá nos dé una oportunidad, aunque mucho me temo
que al final nos haga pagar muy caras pasadas alegrías.

Hoy hace ya un largo tiempo que no nos hemos visto
y en el debe del cariño que te tengo hay que apuntar
que no todos los días del año nos es posible amar
aunque en intentarlo cada día, como sabes, insisto

si bien parece que el amor se aleja cuanto mas interés
pongo en llamar tu atención, no es que estés distraída
es solo que intento, sin lograrlo, no reabrir la herida
que supura cada vez que debemos despedirnos, así es

porque el pérfido amor nos ha colocado de repente
el uno frente al otro, separados por una mampara
de recuerdos unidos por un pegamento resistente
cuya fractura por parte de uno de los dos resulta cara

así que será mejor dejar las cosas como están y ahora
que pienso en tí como en alguien que me hace mucha falta
déjame entonar una canción de amor en la distancia exacta
de forma que puedas oír los sones y actúes sin demora

recogiendo tu pelo en una trenza de forma diferente
a la que ha tiempo solías llevar, para que así la gente
acabe por saber que nos queremos, de una forma fiel
y que los besos compartidos, saben como la miel

y que no cambiaría nuestra pequeña vida por nada en perspectiva
si acaso procuraría pasar mucho más tiempo, si pudiese, a tu lado
y ahora mismo asumo con paciencia el lugar donde estoy colocado
diciendo que te quiero, muchas veces en verso, y las más, en cursiva.

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